Daniel Giacaman Zaror.
Corría el sábado 26 de diciembre. Era un día de relajo. Había pasado Navidad y se venía Año Nuevo. Fin de semana largo para muchos... algunos por derecho y otros sólo de facto, pero eso da lo mismo. Al fin y al cabo, ambiente de relajo y vacaciones que se respiraba en el aire.
Así también se hacía sentir el calor, excusa obligada para compartir unas cervezas antes de ingresar al Rock&Guitarras, lugar donde esa noche se presentaban dos leyendas del punk rock chileno: BBS Paranoicos y Machuca.
La esquina de Dublé Almeyda con Macul, en Ñuñoa, estaba llena de jóvenes sedientos que compartían unas ‘chelas’ o un buen vino para llegar bien entusiasmados a ver el tremendo show que se avecinaba. Las constantes rondas policiales obligaron a que poco a poco la gente fuese entrando al local.
Andragon, banda ganadora del 3er estival de bandas emergentes Escudo, abría la tocata. La mayoría ingresó cuando empezó a tocar Machuca. Potente espectáculo de la banda formada en Concepción, con un repertorio lleno de clásicos que fueron coreados por los asistentes. Eso sí, se saltaron varios temas del listado original y su presentación se hizo algo corta.
A esas alturas apenas se podía caminar por el interior del Rock&Guitarras, que estaba totalmente repleto. Con suerte se lograba respirar, el calor era agobiante y los torsos desnudos y sudados eran la tónica de la noche.
Y llegó el plato de fondo: BBS Paranoicos. Las chicas se apoderaron de los primeros lugares y el local se vino abajo. El público cantando y pogueando al máximo, pese al casi irresistible calor.
El repertorio incluyó las típicas canciones de amor y desamor, además de los infaltables gritos de punks descontentos que piden que la banda vuelva a tocar los temas viejos.
La tocata terminó cerca de las 03:00 horas y la gente sólo atinó a ir al baño a mojarse y salir rápidamente del local, extenuados por el potente espectáculo y el agobiante calor que había al interior del local.
Corría el sábado 26 de diciembre. Era un día de relajo. Había pasado Navidad y se venía Año Nuevo. Fin de semana largo para muchos... algunos por derecho y otros sólo de facto, pero eso da lo mismo. Al fin y al cabo, ambiente de relajo y vacaciones que se respiraba en el aire.
Así también se hacía sentir el calor, excusa obligada para compartir unas cervezas antes de ingresar al Rock&Guitarras, lugar donde esa noche se presentaban dos leyendas del punk rock chileno: BBS Paranoicos y Machuca.
La esquina de Dublé Almeyda con Macul, en Ñuñoa, estaba llena de jóvenes sedientos que compartían unas ‘chelas’ o un buen vino para llegar bien entusiasmados a ver el tremendo show que se avecinaba. Las constantes rondas policiales obligaron a que poco a poco la gente fuese entrando al local.
Andragon, banda ganadora del 3er estival de bandas emergentes Escudo, abría la tocata. La mayoría ingresó cuando empezó a tocar Machuca. Potente espectáculo de la banda formada en Concepción, con un repertorio lleno de clásicos que fueron coreados por los asistentes. Eso sí, se saltaron varios temas del listado original y su presentación se hizo algo corta.
A esas alturas apenas se podía caminar por el interior del Rock&Guitarras, que estaba totalmente repleto. Con suerte se lograba respirar, el calor era agobiante y los torsos desnudos y sudados eran la tónica de la noche.
Y llegó el plato de fondo: BBS Paranoicos. Las chicas se apoderaron de los primeros lugares y el local se vino abajo. El público cantando y pogueando al máximo, pese al casi irresistible calor.
El repertorio incluyó las típicas canciones de amor y desamor, además de los infaltables gritos de punks descontentos que piden que la banda vuelva a tocar los temas viejos.
La tocata terminó cerca de las 03:00 horas y la gente sólo atinó a ir al baño a mojarse y salir rápidamente del local, extenuados por el potente espectáculo y el agobiante calor que había al interior del local.