lunes, 4 de junio de 2018

Los Amigos Invisibles y Desorden Público armaron la rumba en Santiago

Por Samuel Romo / Fotos: Beatriz Bau.

Desorden Público.
La noche del sábado 2 de junio estuvo particularmente gélida en Santiago, pero dentro de La Cúpula del Parque O'Higgins era puro calor. Los venezolanos armaron la rumba en el “Amigos Desordenados”, el inédito evento que reunió a dos de las bandas pilares de la música de ese país, Los Amigos Invisibles y Desorden Público.

Sobre el escenario, dos estilos distintos; uno más dance, el otro más ska, pero ambos encabezados por dos frontman ultra carismáticos, porque Julio Briceño ("Chulius" de Amigos) como Horacio Blanco (de Desorden Público), claramente marcaron la batuta al frente de dos shows tremendamente cómplices con el público fiel y numeroso que repletó el recinto.

Abrió los fuegos Los Amigos Invisibles a las 20:31, para un show de una hora y 20 minutos que hizo bailar a todos en La Cúpula, incluso a los contados chilenos que se animaron a participar de esta fiesta vinotinto.

Los caraqueños pusieron ritmo y ofrecieron letras sensuales de temas como “Qué rico”, “Ultra funk”, “Sexy”, “Mujer policía”, “Mentiras” o “Viviré para ti”, entre otras, para poco a poco ir subiendo la temperatura con las populares “El disco anal”, “Ponerte En 4” o “Cuchi cuchi”.

Los Amigos Invisibles.
Para el remate, Los Amigos dejaron “La que me gusta”, “El baile del sobón” y se despidieron con “Esto es lo que hay”, para el que invitaron al escenario a Oscarelo de Desorden Público.

Luego fue el turno de Desorden, que no tocaba en Chile desde hacía exactamente un año, cuando el 2 de junio de 2017 se presentaron en un llenísimo Club Chocolate del Barrio Bellavista. 365 días después, la banda estaba de vuelta en Santiago, pero ahora en un teatro de mayor aforo, confirmando el crecimiento de la colonia venezolana en Chile.

Horacio partió saludando a “Chilezuela”, hizo juegos de palabras con el “chévere” y el “cachai”, dos vocablos imperdibles en el habla de venezolanos y chilenos, antes de arrancar con todo con “A mí me gusta el desorden”.

En un show de poco más de una hora y media de duración, fueron desfilando uno a uno todos los sencillos íconos de la agrupación como “Combate”, “Latex”, “La danza de los esqueletos”, “Los zombis están de moda”, “Valle de balas”, “Música de fiesta”, “Allá cayó” o “Mal aliento” (éste último un tema de 1988), “Esto es ska” o “Ska mundo Ska”.

Para el final quedaron “Tiembla” y “Políticos paralíticos”, cerrando así una presentación sólida que tuvo un momento cumbre de emoción cuando entonaron “Los que se quedan, los que se van”. Todo un himno de los venezolanos que decidieron probar suerte lejos de su patria y que -como dice la letra- apuestan a que “algún día volverán”.



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